20 mar 2012

7. Parte 5: Foz de Iguazú, las Cataratas y un excelente hostal


VW Bora en el Parque Nacional Iguazú, Argentina
Desde Camboriú, la última parada con playa del océano Atlántico, llegamos a Foz de Iguazú después de manejar por más de 10 horas (en un solo día) y más de 900 kilómetros. En la ruta fuimos hacia el norte, pasamos cerca de Curitibá y de ahí nos dirigimos hacia el oeste, alejándonos de océano atlántico.
En Foz de Iguazú, alojamos en el mejor hostal que tuvimos durante todo el viaje porque, nos dieron una cabaña propia con baño privado que incluye piscina, mesa de pool, de pin-pon, piscina en un lugar bien caluroso, un resto-bar al aire libre y hasta una cancha de fútbol, todo a un buen precio porque gastamos alrededor de 23 dólares por persona/noche, además que estaba ubicado en medio de una selva.
La ciudad está justamente en la frontera con Argentina y Paraguay. Para llegar a esos lugares se pasa por un puente. En la parte de Argentina está el Puerto Iguazú y el mejor lugar para visitar las Cataratas de Iguazú (Parque Nacional Iguazú) mientras que en Paraguay es la Ciudad del Este, un buen lugar para comprar, especialmente para los brasileños, cosas tales como electrónicas, o otras cosas que se venden más baratos que en Brasil y Argentina.

Garganta del Diablo - Cataratas de Iguazú
Mientras que estábamos allí, “obligatoriamente” fuimos a las Cataratas de Iguazú en la parte argentina porque estando en esa parte, se puede ver más cataratas, acercar a ellas, caminar por la selva en el Parque Nacional Iguazú, donde puedes ver animales tales como el coatí, tortugas, algunas aves, lagartijas y más.
Coatíes... no alimentar, ni cargar porque te pondrán encima
porque ellos trabajan "en equipo"
En la ciudad de Foz de Iguazú (en la parte Brasileña) no hicimos mucho respecto a eso, sólo fuimos a las ferias y tiendas cerca del puente que cruza hacia Paraguay, un mall, y pensé en ir a ver las represas de Itaipú pero me dijeron que no era muy entretenido. Finalmente nos pasamos bastante tiempo en el hostal porque era demasiado bueno como para quedarnos a flojear allí.

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